EL VIAJAR ES UN PLACER

No soy funcionaria pública, no soy santa, no soy juez, no soy nada, y el hecho de que el ex Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, viaje en avión privado despierta todo mi odio pero no soluciona lo que miles de ciudadanos vivimos cada vez que nos subimos al tres, subte o colectivo. Haciendo uso y abuso de mis derechos voy a quejarme y a retratar algunas situaciones usuales para aquellos dichosos que nunca sufrieron las penurias de viajar en transporte público.



Eran las siete de la mañana y ya me encontraba en la parada del colectivo para ir al trabajo, entro a las nueve pero soy capaz de recorrer la ciudad entera con tal de no viajar en tren. Pasa el primer coche y me deja en medio de la calle ignorada; pasa el segundo y lo mismo, no me habrá visto?; pasa el tercero y por más que le hago señales de humo me deja plantada cual novia rechazada. El cuarto para porque ya estaba parada en medio de la calle (o respondía a mi reclamo o me pisaba). Viajo colgada del último escalón del vehículo, por la cantidad de gente que había en el mismo, mientras me voy haciendo la idea de tomar el tan odiado tren, es lo más rápido, no se puede discutir.
Llego a la estación, lo veo venir y acercarse al andén, se abren las puertas del vehículo y todas aquellas personas, que estaban esperando junto a mí el arribo, se transforman en animales salvajes que empiezan una carnicería entre aquellos que quieren bajar del vagón y aquellos que quieren subir. En ese momento sería provechoso tener un cuerpo prominente del cual carezco ya que con mi metro sesenta y cuatro quedo excluida de aquel viaje. Con el tiempo desarrollé una táctica para poder subir, me pongo delante de la persona más grandota que esté esperando y cuando llega el tren dejo que su brutal fuerza me empuje hacia adentro. Una vez que logro emprender mi camino la situación se pone cada vez mejor... la falta de oxígeno, los pisotones, la falta de caballerosidad a la hora del descenso, aquellos que viajan colgados de las puertas y despiertan todo mi miedo a que se caigan, quienes toman cerveza desde tan temprana hora y la ley que arrastra a todos... quien empuja más sale primero.
Pasamos Ramos Mejía, Ciudadela, Liniers... "accidente en Flores", puede ser posible que siempre haya accidente en Flores? será una zona de suicidios masivos?
Con toda la ropa arrugada, los pies magullados y media hora tarde, llego al subte pensado, ilusamente, que lo peor ya pasó. Subo, gracias a mi técnica y a un gordinflón con cara de malo, y me acomodo en un rinconcito para no molestar a nadie y no ser molestada. A quién se le ocurre dar diarios a la subida del subte, denlos una vez que bajan, la gente se empeña en desplegar las grandes páginas sin importarle que el vehículo esté lleno y de que no exista el más mínimo lugar para mover un dedo; no falta aquella con su larga cabellera enrulada que condena a todos a viajar con sus pelos en la cara porque la señora no se lo ata; o aquel otro que piensa que todos tenemos que escuchar su música, acaso no conoce los auriculares? y los que van sentados durmiendo o leyendo, como los odio y envidio...
Me empujaron, me pisaron, me molestaron, me enojé, me violenté, para cuando bajo ya estoy resignada. Ficho 9.34, más de dos horas y media para viajar de Ramos Mejía a Plaza de Mayo. Una linda manera de empezar un día.



Pd: Un día perdí la tarjeta de débito, a las horas perdí el documento, luego un huevo de pascuas y desde hace una semana no paro de extraviar cosas. Hebillas, medias, dibujos, no pasa un día sin que pierda algo ¿Qué significará?
Hoy perdí una cosa más, mi inspiración. No sabía de qué escribir; pase horas escuchando música, leyendo revistas, viendo fotos, navegando por Internet, hice de todo para despertar a la voz de mi cabeza, pero nada. Pensé en hacer un par de clips, hace meses que quiero hacer una para subir pero no se me ocurre de qué, maltrato infantil, desastres naturales, no se, nada me gusta, todo totalmente trillado. Mejor me quejo, sobre algo que todos sabemos, que es más productivo.