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viernes, 26 de noviembre de 2010

PEQUEÑAS HISTORIAS EN UNA SALA DE ESPERA


En esos momentos en donde se aguarda que un médico nos atienda o se espera conocer noticias de algún ser querido con alguna ñaña son justo en esos días en que nos olvidamos de llavar algún libro o revista para entretenernos, o que el celular tiene poca batería como para jugar y cuando tampoco podemos ponernos los auriculares porque si nos llaman no escuchamos; ahí los minutos parecen eternos, maldecimos a todo aquel que llaman antes que a nosotros, la envidia, la bronca, la desesperación, el aburrimiento nos carcomen... ahí nacieron estos dos cuentitos.


HISPORIA I "Lis nivicitos"

Sala del dentista (un lugar terrorífico de por sí). Los días que voy al adoltólogo hay muchos chicos, muchos; y entre sus gritos y la academia de danzas árabes que funciona en el piso de abajo el ruido es tan grande que uno tiene que estar concentrado para escuchar cuando lo llaman.
La cuestión es que se me sientan al lado una parejita de alrededor de unos 20-25 años y ella le empieza a hablar a él. Escucho un lenguaje raro, será otro idioma? guaraní? portegués? "Ni me dash un beshito ahorita porque despiesh voy a estar con toda la boquita dormidita"... Era argentina creo, pero de lo que estoy completamente segura es que era una tonta. Hablaba todo con I, usaba disminutivos hasta en palabras que no los tienen, yo nunca antes había escuchado "anestesita"????????
La llaman (gracias a Dios pensé). De repente se empieza a escuchar el ruido del torno y un grito "iiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!! iiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!", obviamente era ella, no? El novio que estaba sentado al lado mío se empezó a reír, primero fue una sonrisa y un "ja" pero después se tentó tanto que hasta los insoportables nenes que estaban ahí se callaron y se lo quedaron mirándolo, la danza árebe y sus panderetas no pareron pero le daban un ambiente aún más raro a la situación.
Qué tipo de porquería, una basura, cómo se va a reír mientras la pobre boba sufre... sale ella y le dice al infelíz "me dilio muchito" se le sienta a upa y se pone a llorisquear!!! Y bueno, cada uno tiene lo que se merece.


HISTORIA II "La señora de las maquinitas"

Nos encontrábamos mi mamá, una de mis hermanas y yo en una sala de espera de un hospital... típica sala cuadrada, con cómodos sillones marrones que hacían juego con las paredes de mosaico beige y la maquinita de agua, al lado la de café, próxima la de golosinas y enfrentada la de gaseosas. Cuado llegamos había una señora llenando la máquina de los dulces que nos llamó inmediatamente la atención, primero porque teníamos ganas de robarle toda la mercadería y segundo porque acomodaba los paquetes con una obseción casi patológica. Después de media hora, la cierra, acomoda la posición del aparato y los sillones, toma distancia para observar que todo cuadre en su perfecta diagramación y se va. Viene una chica y pretende sacar una lata de gaseosa, se escucha de fondo "no... todavía no están lo suficientemente frías, a ver?" era la señora de las maquinitas, toca el aparato "no, le faltan 15 minutos"... se van... viene un señor queriendo sacar un café, la expendedora no le tomaba el billete, no pregunten de dónde pero la señora ya estaba al lado mirándolo... a los 10 minutos vuelve ella, mira desde lejos la maquina de las golosinas, saca un pañuelito de su carterita, lo moja y se pone a limpiar el vidrio, sava delicadamente todas las huellos digitales que los niños dejaron indicando qué golosinas querían... se va... vuelve... se para en medio de la sala y empieza a girar su cabecita con una sonrisa de satisfacción tatuada en la boca, mira la expendedora de café, la de golosinas, voltea hacia la de gaseosas, vuelve a mirar la de café, la de golosinas, vuelve a voltear hacia la de gaseosas; para ese momento yo ya lloraba de la risa, no sabía si llamar al manicomio o llevármela a casa. Se vuelve a ir y vuelve a volver, saca de su carterita un billete de $2 dispuesta a probar la efectividad de sus bebes electrónicos... no le tomaba el billete.
Pasados 15 minutos sin su presencia entendimos que la señora de las maquinitas ya se había ido. Viene una chica, compra un café y en el momento que está por sacar el vasito salta la térmica y se corta la luz de los aparatos. Las maquinitas no anduvieron más durante toda la noche... una triste historia.

PD: Esto es producto del aburrimiento profundo de la espera... una se puede dar cuenta que existe mucha gente extraña.

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